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En los ámbitos del abastecimiento de agua potable y del tratamiento de las aguas residuales, la escasez de recursos y la eficiencia energética son elementos a tener presentes cada vez más. Por ello, invertir en tecnologías que permiten controlar ambas circunstancias es elemental. En las instalaciones de agua, la automatización de procesos permite favorecer ambas circunstancias, tal y como se demuestra en este reportaje a través de la experiencia de Festo.
Si bien es cierto que tres cuartas partes de la superficie de la tierra están cubiertas de agua, tan solo aproximadamente el 0,3% de esa cantidad es apta para el consumo humano. Eso equivale a que de unos 1.380 millones de km3 de agua existente en nuestro planeta, solamente 48 millones son de agua dulce. Y a la mayoría de ellos, además, no tenemos acceso directo, pues se trata del hielo de los polos, de glaciares y de agua contenida en suelos eternamente congelados. El resto del agua existente en la tierra, es decir, alrededor del 97,5%, es agua salada y agua salobre. Con esta situación, dos de los mayores retos que debe afrontar el mundo son: el abastecimiento de agua potable; y el tratamiento de las aguas residuales aplicando métodos energéticamente eficientes. En ese sentido, la automatización de procesos continuos respetuosa con los recursos escasos se plantea como una alternativa técnica muy válida.