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Tal y como se expone en este artículo, el gestor del saneamiento se enfrenta a una serie de cuestiones, en principio ajenas, sobre las que debe actuar, como ser responsable de contaminaciones desconocidas o cumplir unas normativas cada vez más exigentes. Se repasa, por tanto, la importancia de las técnicas y controles analíticos como elementos de mejora de toda la actividad ligada al agua residual y regenerada para el cumplimiento de los controles de vertidos de una planta de tratamiento.
El análisis de las aguas residuales y regeneradas tiene a su servicio una completa batería de técnicas analíticas y métodos químicos de separación. En todo caso, la complejidad de la matriz determina la facilidad operativa y los resultados obtenidos. El control de las aguas depuradas vertidas a cauce responde a normativas estatales o autonómicas, mientras el control de vertidos internos a saneamientos se basa en normas municipales o a veces autonómicas. Por su parte, las aguas regeneradas son visadas por la administración sanitaria. En el tema del agua residual, la existencia de normativas, que en ocasiones se contraponen, es un problema para el gestor del saneamiento. Además, el continuo y creciente aporte de contaminantes emergentes (en gran parte domésticos) hacia los saneamientos dificulta enormemente la depuración de aguas en las actuales estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR), las cuales desafortunadamente ya están obsoletas y a duras penas pueden cumplir con las cada vez más exigentes normativas ambientales.