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Este artículo se dedica a plantear una visión actualizada sobre las diferentes formas de monetizar las sobrecargas contaminantes recibidas en los saneamientos. Debe tenerse en cuenta que en el caso de aguas residuales y vertidos que superan los límites establecidos en las normativas locales o autonómicas, se establecen diferentes fórmulas de valoración de estas cargas más altas, tanto por criterios de incremento de costes de transporte en red y depuración para el gestor del saneamiento, como a fin de evitar el agravio comparativo para el resto de vertedores que cumplen estrictamente con los límites generales impuestos.
Cuanto más exhaustivo sea la inspección y el control de vertidos en un saneamiento, mejor será el resultado obtenido, aunque ningún control puede evitar que ocasionalmente se produzcan vertidos fuera de norma al saneamiento. Por eso, esta actividad debe buscar mecanismos que no la conviertan en una rémora económica dentro del ciclo integral del agua, aplicando lo establecido en la Directiva Marco del Agua sobre la recuperación de costes. En este sentido, la carga contaminante que llega a un saneamiento, procedente de muchos de los vertedores industriales del mismo, puede ser más alta que la aportada por la gran mayoría del resto de vertedores. Esto supone un sobrecoste de recogida y depuración en relación al resto de los usuarios del saneamiento. Por consiguiente, se hace necesario valorarla económicamente y aplicar este importe a los implicados, al objeto de no perjudicar ni al gestor del saneamiento ni a los otros vertedores.