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En relación a la crisis causada por la expansión del coronavirus en todo el mundo, África parte de una situación particular. En esta entrevista, Guillermo Gallego, key account manager para África en Idrica, cuenta cómo la pandemia está afectando a la población, y cómo los servicios y la solución tecnológica GoAigua pueden superar los retos a los que se enfrentan las entidades prestadoras de servicios de agua y saneamiento.
Guillermo Gallego es responsable del desarrollo del negocio internacional y la dirección de proyectos con grandes clientes en África de Idrica, con foco especial en Angola, por lo que sabe de primera mano el impacto de la COVID-19 en la prestación de los servicios de agua y saneamiento en África.
¿Cómo se está viviendo la crisis del coronavirus en África, y en Angola en particular?
La crisis sanitaria provocada por la COVID-19 ha planteado un nuevo escenario en África, ya que a los efectos causados por el coronavirus se suman los de otras pandemias, como la malaria, la tuberculosis, el dengue, el VIH, etc. Este efecto combinado conlleva consecuencias negativas para las poblaciones más vulnerables, sobre todo en las áreas periurbanas de las grandes concentraciones urbanas, y que pueden llevar asociadas crisis humanitarias, movimientos migratorios y otros conflictos. De hecho, desde los primeros meses se sienten las consecuencias de la crisis mundial. En el caso de Angola, el país vive una fuerte crisis económica desde la caída de los precios del petróleo en 2014, y los sistemas de salud e infraestructuras básicas son claramente insuficientes para hacer frente a un impacto severo de la pandemia.
En este contexto, ¿qué soluciones puede aportar Idrica?
Una de las principales lecciones aprendidas es que la transformación digital es una pieza clave en la lucha contra esta pandemia. En ese sentido, las soluciones tecnológicas de GoAigua han permitido adaptar la forma de trabajo al contexto actual de aislamiento y distanciamiento. Nuestras soluciones son lo suficientemente robustas, fiables y seguras como para favorecer una comunicación fluida entre los decisores y el personal operativo y administrativo, a través de los sistemas de gestión de la información. Además, las soluciones tecnológicas relacionadas con la gestión del ciclo integral del agua se están posicionando como un activo estratégico. Estas garantizan la continuidad de las operaciones técnicas, comerciales y financieras de las entidades prestadoras de servicios de agua potable y saneamiento básico, gracias a un flujo continuo e integrado de datos.
Idrica está preparada para ser un actor clave en la adopción de tecnología en África mediante la implantación de sistemas adecuados de comunicaciones, hardware y software, además de prestar servicios de soporte, formación y capacitación. Entre las acciones más relevantes que se han puesto en marcha en Angola, destaca la preparación de ambientes de trabajo que faciliten todos los procesos de toma de decisiones, intercambio de información, seguimiento de indicadores y asistencia remota a los equipos de proyecto durante la fase de ejecución de los contratos adjudicados.
Cuando todo esto acabe, ¿crees que habrá un cambio a largo plazo en el sector?
La pandemia va a generar cambios importantes en la forma de gestionar los servicios del agua. Por un lado, se prestará más atención a la mejora de la resiliencia de las infraestructuras hidráulicas, a través de la implantación de sistemas de alerta temprana que permitan hacer frente a los episodios provocados por el cambio climático, los movimientos migratorios y las pandemias. Por otro lado, será necesario destinar mayores recursos financieros a la renovación de las infraestructuras y la optimización de los servicios prestados, potenciando tanto el aprovechamiento de los recursos hídricos -cada vez más escasos- como la utilización de las aguas depuradas para
usos ambientales y otros relacionados con la actividad humana. Por último, se potenciará aún más la transformación digital del sector mediante el desarrollo e implementación de nuevas soluciones tecnológicas. Por lo tanto, la gestión del agua tiende cada vez más hacia la especialización y la modernización, como la mejor forma de adaptarse a un futuro cada vez más incierto. Debemos estar más unidos y ser más solidarios para hacer frente a este nuevo paradigma.