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Las ciudades inteligentes o smart cities son la mejor alternativa a las políticas públicas y tecnologías propias del siglo XX, cuyo enfoque ya no puede hacer frente a los retos actuales, como el crecimiento demográfico, la seguridad hídrica o el cambio climático. Para saber un poco más sobre la gestión del agua en las ciudades del futuro, mostramos la opinión de Salvador Herrando, Smart City Services manager en Idrica y CBOO en Nexus Integra.
La pandemia ha acelerado la innovación y la adopción de nuevas tecnologías digitales con el objetivo de solucionar esta problemática. La digitalización del agua en las ciudades, convirtiéndolas en smart water cities, es un proceso complejo. Sin embargo, es el único camino para ofrecer un servicio excelente a la población y construir un futuro más seguro y sostenible. Salvador Herrando, Smart City Services manager en Idrica y CBOO en Nexus Integra, comparte en esta entrevista su visión de la gestión de los recursos en las ciudades del futuro.
¿A qué retos se enfrentan las ciudades en la actualidad?
Las ciudades, como centros neurálgicos de la vida de los ciudadanos, se enfrentan a los mismos retos que tenemos como individuos, en una dimensión equivalente. Esto puede resumirse en la necesidad de acelerar la innovación tecnológica, que se refuerza en un entorno cada vez más global. Los ciudadanos exigen a las administraciones públicas que ofrezcan cada vez más servicios innovadores. Estas, a su vez, deben responder con una agilidad inédita hasta ahora.
El resultado es una potente herramienta política que suele destacarse en los programas de gobierno, pero que supone un gran riesgo en el momento de llevarse a la práctica. El modelo de innovación de las administraciones es muy diferente al de las empresas privadas, incluso al de las grandes corporaciones, en cuanto a la selección y prueba de soluciones, socios tecnológicos, líderes internos...por lo que la digitalización de una ciudad es un gran proyecto de una complejidad extraordinaria.
¿Es posible mejorar la calidad del agua y garantizar su suministro en las ciudades? ¿Qué papel puede jugar la tecnología?
Por supuesto que puede mejorarse la calidad y el rendimiento del suministro de agua, así como cualquier otro aspecto relacionado con su captación, distribución o abastecimiento. Y la tecnología lo es todo, ya que la mejora en las técnicas constructivas, en los materiales usados, en el análisis de datos, etcétera, es lo que permite una gestión más eficaz de las infraestructuras.
Este planteamiento puede aplicarse a todos los servicios públicos, como la gestión energética del alumbrado y de los edificios públicos (escuelas, bibliotecas, polideportivos…), la gestión del tráfico o de los aparcamientos, y la gestión medioambiental, por poner algunos ejemplos. La tecnología es clave para ser eficaces, pero lo determinante es hacer converger la metodología de gestión del conjunto. La gestión integrada.
¿Qué son las smart water cities y cómo podemos convertir esta idea en una realidad?
La gestión del agua y de la energía en una smart city es posiblemente el mayor reto de la digitalización actual. Para que sea posible, el primer paso es disponer de la información de la infraestructura, incluyendo tanto los datos estáticos (trazado de la red, puntos de suministro, datos administrativos sobre instalación y materiales…), como los dinámicos (estado de la red, caudales y presiones instantáneos…).
Con estos datos se puede generar lo que se conoce como gemelo digital, que es un modelo que representa la realidad existente y que permite simular cualquier situación que pueda afectar a la red y al suministro, anticipando los problemas y evitando, en muchas ocasiones, que lleguen a ocurrir. También permite priorizar inversiones sobre la renovación de la red y su equipamiento, mejorar la calidad del agua e incluso impedir ataques contra la población a través de este recurso básico. Es fundamental disponer de esa base tecnológica para poder aplicar las soluciones tecnológicas apropiadas.
¿Qué beneficios trae la transformación digital aplicada a las ciudades, y más en concreto a su gestión del agua?
La transformación digital no es un fin en sí mismo. Los beneficios que aporta son claros, pero sobre todo es la base para implantar las soluciones tecnológicas que no van a dejar de llegar. Si no se comienza a dar pasos hacia ella de una forma estructurada, cada vez será más difícil incorporarlas. En realidad, esto sucede en cualquier servicio público, así como en cualquier empresa privada o entidad. Hablamos de un cambio de paradigma de gestión en el que hay que empezar por los cimientos, conociendo bien los elementos que han de integrarse en la solución y dando pasos para acompasar la implantación de esta digitalización en sus diferentes aspectos. El beneficio será en última instancia un uso más eficiente de los recursos, con un coste público que permitirá una reinversión en una mayor calidad y eficiencia.
¿Crees que la pandemia acelerará la digitalización de las ciudades? ¿Veremos nuevas tendencias en la adopción de ciertas tecnologías?
La irrupción de la COVID-19 ha puesto de manifiesto la necesidad de disponer de mecanismos y metodologías de gestión ágiles para adaptarnos a situaciones imprevistas que afectan a la vida de los ciudadanos. En mi opinión, esto afecta a cualquier servicio público en el corto, medio y largo plazo, por lo que es algo que debe exigirse a cualquier administración pública. El fin es reducir, en la medida de lo posible, el impacto de este tipo de escenarios.
Hemos visto cómo la tecnología en el tratamiento de aguas residuales ayuda a detectar el virus, como por ejemplo la herramienta GoAigua SARS Analytics, y cómo los sistemas automáticos de control de aforos contribuyen a reducir su expansión. Sin embargo, también se ha hecho evidente que queda mucho por hacer en este sentido y, sobre todo, que es básico disponer de una infraestructura tecnológica que permita el desarrollo y despliegue de soluciones integradas en el ámbito de cualquier servicio público.