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El cumplimiento de las metas alrededor del acceso al agua potable, especialmente en los países en vías de desarrollo, ha puesto de manifiesto la necesidad de generar soluciones que garanticen la eficiencia y sostenibilidad de los procesos de potabilización de los sistemas de acueducto. Todo ello, dentro de una visión de gestión integral del recurso hídrico. Así lo cuenta Alfredo Castro, jefe de Producción de Idrica Colombia, en esta entrevista.
El agua es un componente fundamental del crecimiento económico y social de los países. Por esta razón, diferentes organismos internacionales, como el Banco Mundial y las Naciones Unidas, han recalcado la importancia de que las empresas operadoras realicen las inversiones e intervenciones requeridas para fortalecer su capacidad en el suministro de agua potable, de forma segura y sostenible. Estas intervenciones deben ser acompañadas por políticas encaminadas a promover la eficiencia hídrica y mejorar la distribución del agua, señala el Banco Mundial.
En esta entrevista con Alfredo Castro, jefe de Producción de Idrica Colombia, se recopilan las principales conclusiones del proceso de diagnóstico y optimización que se está llevando a cabo en las plantas de potabilización de la empresa Aguas del Sur del Atlántico E.S.P. (Aqsur), una joint venture compuesta por Idrica (Aguas de Valencia) y Naunet (Saur).
¿Cuáles son las principales características encontradas durante el proceso?
Aqsur cuenta con 5 plantas convencionales ubicadas en los municipios de Luruaco, Repelón, Campo de la cruz, Santa Lucía y Manatí, y dos plantas compactas en los corregimientos de Compuertas y Rotinet. Todas las plantas de tratamiento difieren entre sí en sus unidades de proceso (floculadores, sedimentadores, filtración y desinfección) así como en sus fuentes de abastecimiento, lo que hace que el seguimiento de su operación sea particular para cada caso.
¿Qué estrategias se implementaron y cómo impulsaron la eficiencia en los procesos de potabilización del agua?
El proyecto planteó una evaluación preliminar con el fin de reconocer las condiciones de operación de cada planta mediante visitas y la verificación de los parámetros operativos. Entre otros, se evaluó el nivel del caudal de entrada, la concentración, dosificación y volumen de los productos químicos, y los atributos de calidad relacionados al pH, color, turbiedad y presencia de cloro en el agua. De igual manera, se revisaron las condiciones de operación de cada planta según las condiciones de captación del agua, las horas de bombeo y el rendimiento global. Con base en la evaluación inicial se elaboró un plan de trabajo para realizar el acompañamiento técnico e implementar las acciones de mejora requeridas en cada caso. Igualmente, se valoraron los riesgos a través de un Análisis de Modo-Efecto de la Falla (AMEF) para verificar la viabilidad de las acciones.
¿Cuál considera que es la clave para optimizar las plantas?
Considero que los tres grandes componentes fundamentales están dirigidos a: primero, la revisión del funcionamiento tecnológico y técnico de la infraestructura; segundo, la optimización de los parámetros en la dosificación de los químicos y, tercero y no menos importante, la capacitación permanente al personal. Es fundamental para el buen funcionamiento de las plantas que el operador esté preparado y entienda el proceso de forma que pueda tomar mejores decisiones a la hora de enfrentar algún problema.
¿Cuáles son los principales beneficios económicos y de sostenibilidad conseguidos?
Cada planta de tratamiento tiene sus especificaciones particulares. Encontrar esos detalles nos permite realizar un diagnóstico adecuado según las necesidades de cada cliente. Estas necesidades pueden ser de tipo económico, de calidad, personal, técnico o de producción de agua, por citar algunos ejemplos, y todas traen sin duda beneficios económicos. Además, es importante destacar que la aplicación y sostenibilidad de estas acciones dependerá en gran medida del recurso humano. Por ello, es fundamental mantener un programa de capacitación constante, desarrollando talleres prácticos que permitan al personal encargado tomar buenas decisiones, aplicando los conceptos aprendidos, e incluso proponer ideas de mejora. En términos económicos y financieros, se observó una disminución mensual de costos del 32% en el municipio de Repelón y 20% en Luruaco, gracias a los ajustes implementados en la dosificación de los químicos, sin afectar la calidad del agua tratada ni la continuidad del servicio. De igual forma, mediante la implementación de las medidas propuestas se calculan ahorros de operación hasta de un 42% mensual en Manatí.