Empresas Premium
Los smart buildings, también conocidos como edificios inteligentes, son construcciones que utilizan tecnología avanzada para controlar y gestionar sus sistemas y servicios de manera eficiente y sostenible. La RAE amplía la definición y les otorga la “capacidad de responder a los cambios del entorno para establecer las condiciones óptimas de funcionamiento”. Ahí entra de lleno la gestión de los recursos hídricos, tal y como explica Idrica en este artículo.
Los smart buildings han ido adquiriendo protagonismo en los últimos años. El aumento de la población, los nuevos hábitos sociales, con un incremento del tiempo que se pasa en el hogar, y las necesidades del entorno, son impulsores de este tipo de edificaciones que se caracterizan por su capacidad para integrar y optimizar el uso de diferentes tecnologías y sistemas, como iluminación, calefacción, ventilación, aire acondicionado, seguridad y gestión de energía y agua.
Pero más allá de estas circunstancias, la implementación de los edificios inteligentes responde a unos intereses de compromiso con el medio ambiente. Beatriz Bolonio, Smart Buildings & Industry de Idrica, señala que los smart buildings “son la respuesta a una necesidad de ser más eficientes, sostenibles y resilientes, mejorando nuestra calidad de vida en base a los datos”.
Precisamente, la gestión del recurso hídrico es una de las principales preocupaciones de los smart buildings. Tal y como señala el estudio realizado por Betsy Otto y Leah Schleifer, del World Resources Institute, el consumo de agua para uso doméstico ha crecido en un 600% en los últimos 50 años, mucho más que el destinado para industria o irrigación. De ahí la importancia que tiene la gestión inteligente del agua.
En un momento en el que la digitalización ha pasado de ser una quimera a una realidad, ya existen, también, ciudades que apuestan por la tecnología como elemento dinamizador de dicha transformación. Gracias a la gestión de grandes volúmenes de datos, estas ciudades mejoran la eficiencia en la gestión de los recursos y servicios. Ejemplo de ello es la ciudad de Valencia, España, donde la aplicación de soluciones de inteligencia operacional permite hablar ya de este enclave como una smart city.
Así pues, los smart buildings se han convertido, también, en impulsores de estas smart cities. Unos edificios inteligentes en los que la tecnología se ha convertido en un aliado para mejorar la gestión inteligente del agua, permitiendo monitorear y controlar su uso en el edificio. En este sentido, Beatriz Bolonio, señala que este tipo de soluciones tecnológicas “marcan el presente, pero también marcarán el futuro de los Smart buildings gracias, precisamente, a su capacidad para reducir la huella de CO2 casi en un 70% en algunos casos, implantar alarmas para la detección de fugas o el uso ilegal, así como la optimización del uso del agua en diferentes sistemas”.
Así pues, dicha gestión inteligente del agua, o smart water management, se refiere a la utilización de tecnologías para optimizar su consumo en los edificios inteligentes, algunas de las cuales incluyen:
Por tanto, la implantación de tecnología en los smart buildings para la mejora de la gestión hídrica no solo reduce el consumo de agua, sino que también puede tener un impacto positivo en el medio ambiente al reducir la cantidad de agua residual y el uso de energía asociado con su tratamiento. Además, también permite reducir los costes asociados con el consumo de agua, así como mejorar la eficiencia energética y global del edificio.