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La NTU es la abreviatura de Nephelometric Turbidity Unit (unidad nefelométrica de turbidez) y es la unidad utilizada para medir la turbidez en un fluido. La turbidez se refiere a la presencia de partículas en suspensión en el agua y está directamente relacionada con la claridad del líquido. Cuantos más sólidos en suspensión haya, más turbia o menos transparente será el agua, lo que se traduce en un aumento del valor de NTU. En este artículo, TecnoConverting explica el valor de la NTU y su relación con el agua potable.
En la práctica, las plantas potabilizadoras de agua utilizan habitualmente las NTU como indicador de la calidad del agua, ya que una turbidez elevada puede interferir con los procesos de desinfección y ser indicativa de la presencia de contaminantes. Sin embargo, en otros sectores como las plantas de tratamiento de aguas residuales es más común trabajar con sólidos en suspensión (SS) que se cuantifican en miligramos por litro (mg/L) o en partes por millón (ppm). A pesar de que ambos parámetros (NTU y SS) están relacionados, miden características diferentes del agua.
La relación entre NTU y los sólidos en suspensión no es lineal ni universalmente constante, ya que depende de diversos factores como el tipo de partículas presentes en el agua, su tamaño, forma y refracción de la luz. Sin embargo, una aproximación comúnmente utilizada es la siguiente:
Por ejemplo, si el agua contiene 300 mg/l de sólidos en suspensión, se podría estimar una turbidez de alrededor de 900 NTU. Este valor puede variar dependiendo de las características particulares de las partículas presentes en el agua.
Es importante aclarar que esta regla solo ofrece una aproximación y no debe tomarse como una conversión exacta en todos los casos. Para obtener mediciones precisas de la turbidez y los sólidos en suspensión, es recomendable utilizar los instrumentos y métodos de medición adecuados.
Según las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el agua destinada al consumo humano no debe exceder un valor de 5 NTU. A niveles superiores, la turbidez puede afectar el proceso de desinfección y permitir la proliferación de microorganismos patógenos, lo que compromete la calidad del agua y su seguridad para el consumo.
En los sistemas de tratamiento de agua potable, es fundamental mantener la turbidez lo más baja posible. En muchos casos, las normativas locales o internacionales recomiendan que el agua tratada alcance niveles de turbidez incluso inferiores a 1 NTU antes de su distribución.