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Empresa elegida por el Gobierno de Hong Kong para el diseño y construcción, Veolia asume ahora también el mando de esta planta capaz de tratar todos los lodos generados en 11 plantas de aguas residuales que dan servicio a 7,2 millones de habitantes. Se trata de una planta excepcional desde un punto de vista medioambiental, tecnológico y social, que aúna la innovación, es autónoma en agua y energía y, además, integra la ecología con la vida urbana. Un ejemplo de economía circular al servicio del desarrollo económico y medioambiental.
La planta que gestiona Veolia es la mayor planta de incineración de lodos del mundo, pues cuenta con una capacidad para tratar 2.000 toneladas métricas de lodos al día procedentes de 11 estaciones depuradoras de aguas residuales de Hong Kong, que dan servicio a 7,2 millones de habitantes.
Situada en la bahía de Shenzhen, la planta de 360 metros de largo y 50 metros de alto, ocupa una superficie de 7 hectáreas y cumple con los criterios medioambientales requeridos por el Gobierno de Hong Kong establecidos en su estratégica para la gestión sostenible de los residuos. La planta, que no genera vertidos de aguas residuales y transforma los lodos en electricidad, ofrece una solución totalmente limpia y ecológica a una de las formas de contaminación urbana más difíciles de tratar.
Tras cuatro años de obras, esta instalación refleja la experiencia y capacidad de Veolia Water Technologies -que se ha encargado del diseño y la construcción- y del equipo de Veolia, a cargo de la operación. La arquitectura ha estado de la mano de Claude Vasconi que ha realizado un diseño totalmente integrado en su entorno, rodeado por mar y montañas.
Las principales estructuras y equipos que componen esta planta son los incineradores, que se encargan de producir el vapor; las turbinas, que se encargan de transformar el vapor en energía eléctrica; la línea de tratamiento de gases de combustión, que cumple con los estándares de emisión más estrictos; y la tecnología de tratamiento de lodos, que permite reducir los residuos finales en un 90%, protegiendo el medio ambiente.
La electricidad generada por el proceso de tratamiento de los lodos cubre las necesidades energéticas de la instalación y una planta desaladora de agua de mar produce el agua de proceso para la operación. Gracias a su alto rendimiento, esta instalación se ha convertido en punto de interés ecológico y en un centro de aprendizaje medioambiental. Cuenta con un jardín ecológico que muestra la biodiversidad local, un café con vistas al mar, una piscina climatizada, un centro de conferencias y una plataforma de observación.
Esta instalación, que convierte residuos en energía renovable, es el perfecto ejemplo de la economía circular ya que da un nuevo valor a un residuo. Al cerrar el círculo de los residuos, el agua y la energía, esta nueva economía ofrece una solución efectiva a la creciente escasez de materias primas y combustibles fósiles, así como al cambio climático, retos a los que se enfrenta Asia al igual que el resto de continentes.
"La historia de esta instalación es la historia de un proyecto que se ha convertido en referencia en la industria del agua", ha declarado Antoine Frérot, presidente y CEO de Veolia. "Es un ejemplo de cómo serán las plantas de tratamiento de agua del futuro. Es el resultado de una cooperación fructífera entre varias compañías -destacando la participación del Gobierno de Hong Kong- que ha concluido con esta planta que es ejemplo de la revolución que hay en curso en la industria del medio ambiente, en la que Veolia tiene un papel pionero".