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Global Omnium, a través de su laboratorio, y en coordinación con 14 ayuntamientos, ha desarrollado planes municipales de control de vertidos con el objetivo de concienciar y ayudar a las empresas del sector citrícola a implantar sistemas de depuración que eviten el vertido de los productos contaminantes a la red de alcantarillado, de acuerdo con los límites de plaguicidas establecidos en las ordenanzas municipales.
Cada vez más los municipios han tomado conciencia de esta problemática, tal y como demuestra el hecho de que, en 2017, Global Omnium realizó 107 análisis de productos postcosecha mientras que, en el año anterior, realizó 27. Desde el momento en que se comenzaron a realizar estas campañas, como en el caso de municipios de l´Horta Nord, Camp de Morvedre, Camp de Turia, La Costera, Ribera Alta y La Safor, se han identificado vertidos con presencia de imazalil, tiabendazol y ortofenilfenol en almacenes que practican estos procesos.
El control que Global Omnium está desarrollando en algunos de los municipios en los que está presente tiene como finalidad conocer el origen del vertido contaminante e implantar medidas correctoras que eviten que estos afecten al proceso de tratamiento adecuado de las depuradoras. Una vez identificadas las empresas dedicadas a la recogida y distribución de cítricos en cada zona, se diseñan planes de control analítico durante los meses de mayor producción con el fin de controlar la presencia de estos productos en las aguas residuales.
Tratamiento de la naranja
Llegada la campaña de los cítricos que, en Valencia, se extiende desde finales de noviembre a principio de marzo, y mayoritariamente dedicada a la producción de naranja, se multiplican en las plantas depuradoras los problemas de tratamiento de las aguas residuales ocasionados por el uso, desde hace unos años, de los productos postcosecha. Aspectos como el sabor, color y la textura son tenidas en cuenta por el consumidor a la hora de adquirir las naranjas y, para ello, se someten a estos cítricos a diversos tratamientos una vez recolectadas, en los almacenes. Complementariamente, se realizan tratamientos para aumentar el tiempo de durabilidad del producto, evitando la proliferación de moho y, con esa finalidad, se emplean el imazalil y el ortofenilfenol, diluidos en agua.
Consecuencias de los vertidos
El aporte de estos compuestos en el agua a depurar no solo favorece la disminución de la capacidad de los microorganismos encargados de eliminar la materia contaminante presente en el agua, sino que desencadena y entran en competencia. Todo ello, provoca la proliferación de otras bacterias que favorece la aparición de espumas que dificultan los rendimientos de los diferentes tratamientos de la depuradora y, por tanto, su objetivo final: devolver al medio ambiente un agua de calidad.
Paralelamente, estos vertidos ilegales obligan a las depuradoras, durante el proceso de tratamiento de las aguas residuales, a aumentar su consumo energético, así como la evacuación de residuos peligrosos como son las grasas, la dosificación de reactivos químicos para paliar los efectos de la proliferación de espumas, además de un mayor coste en el tratamiento de deshidratación de los lodos generados y su posterior transporte y gestión.
Identificación del origen
Hasta la fecha, los sistemas que se están instalando para el tratamiento de las sustancias en origen, son los sistemas de ozonización, que recogen en depósitos las aguas residuales procedentes de las líneas de aplicación de los productos postcosecha y realizan la oxidación de los compuestos tóxicos para degradarlos y poder verter las aguas a las redes de saneamiento.
Las aguas de desecho de estos procesos se vierten a las redes de saneamiento sin depuración previa, llegando a los sistemas de tratamiento de depuración en concentraciones lo suficientemente grandes de compuestos tóxicos e hidrófobos que provocan la muerte de los microorganismos presentes en el tratamiento responsable de la depuración biológica de las aguas residuales que llegan a las depuradoras.