23 de marzo, 2018
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Investigadores del Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Universitat Politècnica de València (IIAMA-UPV) han desarrollado una metodología que permite diseñar una tarifa de agua dinámica basada en la disponibilidad de los recursos hídricos de la cuenca, con el objetivo de promover un uso más eficiente del agua. El estudio busca demostrar el potencial de los precios del agua para fomentar una gestión más eficiente de los recursos hídricos.

Esta técnica es el principal resultado del artículo ´Diseño y evaluación de una tarifa de agua urbana eficiente y equitativa. Aplicación a la ciudad de Valencia, España´ publicado en la revista científica Environmental Modelling and Software y que ha sido encabezado por el doctor Antonio López y el profesor Manuel Pulido (IIAMA-UPV), junto con los investigadores Rougé y Harou (University of Manchester), y Àlvar Escrivà (Public Policy Institute, California). El estudio, que se enmarca en el desarrollo del proyecto europeo SmartH2O, busca demostrar el potencial de los precios del agua para fomentar una gestión más eficiente de los recursos hídricos disponibles, tal y como recoge la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea. "La norma promueve el empleo de precios como una medida que proporcione incentivos a los usuarios con el objetivo de mejorar la eficiencia económica y la preservación ambiental al tener en cuenta no solo los costes financieros, sino también ambientales y de recursos", señalan los autores del estudio.


Los precios del agua

La técnica, que sirve como una herramienta para la gestión eficiente de la demanda, desarrolla una tarifa de agua urbana dinámica, teniendo en cuenta el valor cambiante del agua en el sistema de explotación y en el tiempo. "La tarifa de agua dinámica considera el valor marginal del recurso durante los períodos de escasez, es decir, en función del volumen almacenado en los embalses del sistema de explotación el suministro a nivel usuario tiene un precio u otro" afirma el investigador del IIAMA durante su etapa doctoral, Antonio López.

Por su parte, Manuel Pulido, director del IIAMA e investigador principal por la UPV en el proyecto SmartH2O, señala que de todas las herramientas disponibles para resolver problemas de escasez de agua, los precios del agua constituyen la más infrautilizada en relación con su potencial. "Es sin duda la opción conceptualmente más simple, aunque políticamente haya mucha resistencia a su implementación. Los precios permiten gestionar mejor la demanda (frente a políticas exclusivamente de oferta), generan ingresos adicionales (que pueden servir para compensar pérdidas en aras de la equidad, o bien pueden invertirse en infraestructura para una mayor seguridad de suministro) y mantienen la capacidad de decisión del usuario", afirma el director del IIAMA.

Por ello, el profesor Pulido continua señalando que, aunque la decisión final de la tarifa a aplicar pueda ser una decisión política que tenga en cuenta diversos criterios y prioridades sociales, "es necesario en todo caso hacer explícito el coste de oportunidad que se genera en la asignación de un recurso escaso, así como, en aras de la eficiencia, implementar tarifa dinámicas que transmiten al usuario una señal clara de la escasez del agua y de su valor", sostiene.


Metodología desarrollada en tres fases

La metodología aplicada en la ciudad de Valencia se ha desarrollado en tres fases. La primera etapa consiste en obtener una política de precios escalonada para cada sistema de explotación, teniendo en cuenta el valor marginal del recurso en función de su escasez (indicada por el volumen disponible en los embalses en cierto momento), considerando para ello el valor del agua en todos los usuarios en competencia del sistema de explotación.

La segunda etapa diseña una tarifa estática de agua de referencia a nivel del consumidor urbano que considera los criterios de suficiencia de ingresos (se impone la condición de ingresos totales igual a costes totales) y de equidad (para lo que se emplea una tarifa de bloques crecientes, con un primer bloque que cubre necesidades básicas a precio más reducido). Finalmente, la tercera etapa consiste en el diseño de la tarifa de agua urbana dinámica utilizando como base la política de precios fundamentada en la escasez a escala de sistema de explotación (etapa 1) y la tarifa de agua de referencia al nivel del consumidor (etapa 2).

"La tarifa de agua urbana está diseñada para transferir valores marginales de agua a escala de cuenca a los consumidores. Este es un primer paso para explotar el uso combinado de la evaluación económica de los recursos hídricos de todo un sistema de explotación y las tecnologías de medición urbana inteligente para diseñar tarifas de agua económicamente eficientes", sostiene el director del IIAMA, Manuel Pulido.


Los contadores inteligentes

El caso de estudio se ha desarrollado en la ciudad de Valencia que tiene 800.000 habitantes, y la mayoría de los 430.000 hogares están equipados con medidores de agua inteligentes. Además, el consumo volumétrico se cobra cada dos meses y la tarifa de agua dinámica se establece anualmente de acuerdo con la legislación vigente. "En la investigación se han empleado las curvas de demanda de los usuarios del sistema que permiten obtener el cambio en la cantidad de agua demanda debido a un cambio en el valor del recurso”, afirma el doctor López. La tarifa base se ha diseñado en función de la información proporcionada por las entidades suministradoras y las tarifas oficialmente publicadas, tarificando la ciudad de Valencia en dos bloques: el primero para el hogar que consume hasta 12 m3 cada dos meses y el segundo que sobrepasa este consumo.

"El objetivo del estudio es configurar una tarifa en la que el precio del m3 de agua dependa de la disponibilidad del recurso y así poder influir en el comportamiento del consumidor. El que se vaya a aplicar una tarifa u otra depende del valor del agua almacenada en los embalses, y tendrá en cuenta el valor marginal del recurso obtenido mediante la aplicación de los modelos hidroecónomicos", indica Antonio López. En este sentido, López prosigue señalando que la tarifa envía una señal al usuario de la escasez del agua mediante el aumento del precio para el segundo bloque, lo que provocará un uso más eficiente del recurso. "Las tarifas más altas de agua durante los períodos de escasez proporcionan un incentivo para reducir el consumo y conciencian al usuario", concluye el investigador.

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