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La reutilización de aguas residuales tratadas para riego agrícola ha recibido el impulso del Parlamento Europeo, que ha aporbado una nueva legislación para contrarrestar la escasez en épocas de sequía. La legislación define los requisitos mínimos de calidad para la reutilización de las aguas residuales tratadas para el riego agrícola. También establece las obligaciones para la producción, distribución y almacenamiento, así como las medidas de gestión de riesgos.
Las aguas regeneradas (es decir, aguas residuales tratadas en instalaciones especializadas) podrán utilizarse para todo tipo de riego agrícola (cultivos alimentarios y no alimentarios). La Comisión deberá evaluar en un plazo de cinco años si el agua regenerada puede tener otros usos. Los eurodiputados son partidarios de que, entre tanto, los Estados miembros utilicen las aguas tratadas para otros usos, por ejemplo, en la industria, el riego de jardines o con fines medioambientales, siempre que se garantice la protección de la salud y el medio ambiente.
"Podríamos incrementar el volumen de agua reutilizada hasta 6.600 millones de metros cúbicos anuales en 2025, desde los 1.100 millones actuales. Con una inversión de menos de 700 millones de euros podríamos evitar la extracción directa del 5% de las masas de agua y reservas subterráneas", ha destacado la parlamentaria itaiana Simona Bonafé.
Próximos pasos
La ley salió adelante con 588 votos a favor, 23 en contra y 66 abstenciones. Las negociaciones con los ministros de la UE podrán empezar una vez hayan fijado su propia posición.
Los recursos hídricos están bajo creciente presión en la UE, lo que conlleva escasez y deterioro de la calidad. El calentamiento global, los patrones climáticos impredecibles y la sequía están restringiendo la disponibilidad de agua dulce necesaria para el desarrollo urbano y de la agricultura.
Extender el uso de aguas residuales tratadas, especialmente en la agricultura, contribuiría a limitar la extracción de agua. Según la Comisión Europea, la frecuencia e intensidad de las sequías y su impacto económico y medioambiental ha aumentado de manera drástica en los últimos treinta años.
Más información en: Parlamento Europeo.