El Día Mundial del Agua 2020 se centra en el agua y el cambio climático, y en la estrecha vinculación que existe entre ambas cuestiones. La campaña pone de manifiesto que, en función del uso que hagamos del agua, podemos reducir las crecidas y sequías, luchar contra la escasez de ese recurso y su contaminación, y ayudar al mismo tiempo a combatir el propio cambio climático.
Al adaptarnos pulatinamente a los efectos que el cambio climático puede ocasionar sobre el agua, protegeremos la salud y salvaremos vidas. En sentido inverso, si nosotros usamos el agua de manera más eficiente, también reduciremos los gases de efecto invernadero.
De esta forma, el mensaje clave para este día se resume en 3 puntos relevantes:
- No podemos darnos el lujo de esperar. Los responsables de la política climática deben poner el agua en el centro de los planes de acción.
- El agua puede ayudar a combatir el cambio climático. Existen soluciones de agua y saneamiento sostenibles, asequibles y escalables.
- Todos tienen un papel que desempeñar. En nuestra vida diaria, hay pasos sorprendentemente fáciles que todos podemos tomar para abordar el cambio climático.
No podemos permitirnos esperar. El agua debe ser una prioridad en los planes de acción climática
- Actuar ahora. La incertidumbre sobre el futuro no puede servir de excusa para no actuar hoy; si el mundo aspira a limitar el aumento de la temperatura mundial muy por debajo de 2 °C, es necesario tomar medidas de inmediato.
- Considerar el agua como parte de la solución. La mejora de la gestión de los recursos hídricos es un componente esencial para que las estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático tengan éxito.
- Mejorar las prácticas de gestión de los recursos hídricos puede ayudar a aumentar la resiliencia climática, mejorar la salud de los ecosistemas y reducir el riesgo de desastres relacionados con el agua.
- Asegurar la cooperación transfronteriza en materia de adaptación es imprescindible para abordar los impactos climáticos que cruzan las fronteras nacionales y mejorar la cooperación regional.
- Reconsiderar la financiación. La financiación en el ámbito del clima destinada a la gestión de los recursos hídricos contribuye a la resiliencia climática de las comunidades y la creación de empleo, y ayuda a mejorar los resultados de desarrollo sostenible.
El agua, recurso frente al cambio climático. Hay soluciones sostenibles, asequibles y adaptables en materia de agua y saneamiento
- Mejora del almacenamiento de carbono. Las turberas cubren alrededor del 3 % de la superficie terrestre, pero almacenan al menos el doble de carbono que todos los bosques de la Tierra. El suelo de los manglares puede secuestrar hasta tres o cuatro veces más carbono que sus equivalentes terrestres. La protección y ampliación de esos tipos de entornos puede tener grandes consecuencias en el cambio climático.
- Protección de las barreras naturales. Los manglares costeros y los humedales son barreras naturales eficaces y baratas frente a las crecidas, los fenómenos meteorológicos extremos y la erosión.
- Captación del agua de lluvia. La recogida del agua de lluvia es particularmente útil en aquellas regiones con una distribución desigual de las precipitaciones para potenciar la resiliencia ante las crisis y velar por el abastecimiento de agua en períodos de sequía.
- Adopción de prácticas agrícolas climáticamente inteligentes. El ejercicio de una agricultura de conservación para incrementar el contenido de materia orgánica del suelo (necesaria para que el suelo retenga el agua), la reducción de las pérdidas posteriores a la cosecha y el desperdicio de alimentos, y la transformación de los desechos en fuente de nutrientes, biocombustibles o biogás son prácticas que permiten abordar las cuestiones de la seguridad alimentaria y el cambio climático.
- Reutilización de las aguas residuales. Los recursos hídricos no convencionales, como aguas residuales tratadas y reguladas, pueden utilizarse para el riego y en los ámbitos industrial y municipal.
Todos podemos ser parte activa. Es sorprendente la cantidad de acciones relacionadas con el agua que cualquiera puede poner en práctica en cualquier lugar para luchar contra el cambio climático
Cientos de miles de personas llevan a cabo acciones concretas para combatir el cambio climático en el marco de la campaña #ActNow de las Naciones Unidas. A continuación se enumeran cinco cambios de hábitos que todos podemos poner en práctica hoy mismo:
- Tome duchas de cinco minutos: Cuatro de cada diez personas ya sufren escasez de agua. Puesto que el 80 % de las aguas residuales no son objeto de tratamiento, tomar duchas más cortas es un modo excelente de no malgastar este precioso recurso.
- Más comidas de origen vegetal: Los cambios en la alimentación a fin de incorporar alimentos de origen vegetal y alimentos de origen animal de fuentes sostenibles podrían reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en hasta 8,0 gigatoneladas anuales de dióxido de carbono equivalente.
- No tire comida en buen estado: Se estima que una tercera parte de la producción alimentaria mundial se pierde o acaba en la basura. Al desperdiciar menos alimentos se reduce la demanda de productos del sector agrícola, uno de los que consume más agua.
- Apague los aparatos electrónicos: Actualmente, el 90 % de la electricidad procede de fuentes que hacen un uso intensivo del agua. Al apagar los dispositivos cuando no los estamos utilizando, se reduce la demanda de energía.
- Compre de forma sostenible: Para confeccionar un par de vaqueros típicos se necesitan 10 000 litros de agua, una cantidad equivalente a lo que bebe una persona en 10 años. La adquisición de bienes de fuentes responsables puede tener un gran efecto en el consumo de agua y otros recursos esenciales.
Más datos:
• En la actualidad, una de cada tres personas —alrededor de 2 200 millones— viven sin acceso a agua potable salubre (OMS/UNICEF, 2019).
• De aquí a 2050, hasta 5 700 millones de personas podrían estar viviendo en zonas en las que, por lo menos durante un mes al año, habría escasez de agua, lo que generaría una competencia sin precedentes por ese recurso (UNESCO, 2018).
• El hecho de contar con sistemas de saneamiento y abastecimiento de agua resilientes al clima podría salvar la vida de más de 360 000 niños cada año (ONU, 2018).
• Si limitamos el calentamiento global a 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales, en comparación con un aumento de la temperatura de 2 °C, podríamos reducir el estrés hídrico causado por el clima en hasta un 50 % (ONU Agua, 2019).
• Los fenómenos meteorológicos extremos —cuya frecuencia e intensidad está previsto que aumente a causa del cambio climático— son la causa de más del 90 % de los principales desastres ocurridos durante la pasada década (UNDRR, 2015).
• Se prevé que, de aquí a 2040, la demanda mundial de energía aumente en más de un 25%, y se espera que la demanda de agua se incremente en más de un 50 %, principalmente en los sectores manufacturero y de generación eléctrica y en los hogares (IEA, 2018/UNESCO, 2018).