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El Consorcio de Aguas de Asturias (Cadasa), la Empresa Municipal de Aguas de Gijón (EMA), la Universidad de Oviedo y la ingeniería asturiana Magna Dea pondrán en marcha el proyecto COVRED, cuyo objetivo es contribuir a la detección de la COVID-19 mediante el análisis automatizado de aguas residuales en redes de saneamiento, capaz de lanzar alertas tempranas ante nuevos brotes, al vincular la presencia del virus con determinadas áreas de población.
El proyecto COVRED pretende desarrollar e implantar un equipo de detección de SARS-CoV-2, in situ y automatizado, en redes de saneamiento, que generare una alarma temprana, idealmente con varias semanas de antelación, previa al desarrollo clínico de un posible nuevo brote de COVID-19.
El hecho de poder detectar y cuantificar la carga viral de SARS-CoV-2 en las aguas residuales es una herramienta muy útil de cara a lanzar alertas tempranas en una población ya que, a nivel sanitario, los casos asintomáticos pasan desapercibidos al no tener síntomas graves (o ser estos muy leves) y solo son detectables mediante la realización de pruebas de PCR o mediante análisis serológicos.
Se desarrollará una solución a través de la monitorización continua de la red de aguas residuales de una forma sectorizada, con el fin de identificar de forma temprana aquellas zonas del territorio -cuyas aguas se recogen en una determinada malla de la red de saneamiento-, en las que estén apareciendo muestras del virus SARS-CoV-2 liberadas por vía gastrointestinal de los nuevos pacientes infectados, asintomáticos o no, ya que el virus infecta, además del tejido pulmonar, otros tejidos como los del aparato digestivo.
Los estudios sobre la información que puede proporcionar el rastro genético de este coronavirus muestran que es eficaz para la detección precoz de nuevos picos de casos ligados a la pandemia. En estudios realizados se ha comprobado que el ARN del virus puede estar presente en las aguas fecales hasta 16 días antes de que se identifique el primer contagio, con lo que el sistema propuesto podría ser una buena manera de lanzar una alerta temprana ante nuevos brotes.
En una segunda fase del proyecto COVRED se pretende obtener datos, con el sistema automatizado desarrollado en la fase anterior, a partir de distintos puntos a lo largo de las redes de saneamiento, tanto a nivel municipal a través de las instalaciones de la EMA, en Gijón, como a nivel autonómico a través de las de Cadasa.
Paralelamente, se creará una base de datos que recopilará la información analítica obtenida, geoposicionará cada punto de muestreo y lo vinculará a la población servida por el colector en el que se ha tomado la muestra. De esta forma se realizarán correlaciones entre las cuantificaciones de virus y su posible origen.
El tratamiento de estos datos en un entorno GIS permitirá obtener mapas de calor de la incidencia de un nuevo rebrote de la pandemia en tiempo real.