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Un estudio de la Cátedra de Aguas Valencia, realizado por Adrián Martínez y dirigido por los profesores de la Universitat Politécnica de València (UPV), Miguel Martín y Carmen Hernández, y por las técnicas de Global Omnium, María Peña y Nuria Oliver, analiza cómo el empleo de fangos procedentes de las estaciones de tratamiento de aguas potables (ETAP), como sustrato activo en humedales artificiales,reduce las concentraciones de nutrientes y de otros contaminantes orgánicos en el efluente del tratamiento secundario.
Aplicar los principios de la economía circular en la depuración de las aguas residuales, mediante el empleo de humedales artificiales para valorizar un residuo que actualmente no se está gestionando de una manera sostenible y eficiente y a su vez, producir un efluente de agua residual con una muy baja concentración de fósforo. Este es el objetivo principal del Trabajo Final de Máster ´Puesta en marcha de una planta piloto de humedal artificial de flujo subsuperficial empleando fango de potabilizadora como medio reactivo para mejorar la calidad del efluente de una EDAR´, realizado por Adrián Martínez.
La investigación, becada por la Cátedra Aguas de València durante el curso 2018-19, ha estudiado cómo el empleo de fangos en humedales artificiales de flujo subsuperficial (HAFSS) ayuda a reducir las bajas concentraciones de nutrientes y de otros contaminantes orgánicos presentes en el efluente del tratamiento secundario. Concretamente, el estudio busca mejorar el rendimiento en la eliminación del fósforo de las aguas residuales, mediante la sustitución de parte del medio granular clásico (gravas) en humedales artificiales por fango deshidratado. Para ello, se ha empleado los fangos procedentes de la ETAP La Presa en Manises como sustrato de dos plantas piloto ubicadas en la EDAR de Quart-Benàger (València), instalación propiedad de la Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales (EPSAR) de la Comunidad Valenciana.
"Hemos evaluado si el proceso de tratamiento de dos prototipos de humedal artificial de flujo subsuperficial (uno de funcionamiento en continuo y el otro de funcionamiento discontinuo), son
útiles para tratar el efluente del tratamiento secundario de la EDAR de Quart-Benàger (València), y por tanto, mejoran la calidad del agua y reducen el impacto sobre el medio receptor", explica el autor principal de la investigación, Adrián Martínez.
Principales resultados
El estudio parte de la realidad de que la eliminación de microorganismos en las aguas residuales es un proceso de gran complejidad, ya que para sobrevivir tienen que entrar en competencia con otros organismos no patógenos, y soportar las condiciones ambientales del humedal, las cuales no son apropiadas para su supervivencia. Por ello, el uso de humedales artificiales se erige como una alternativa capaz de mejorar notablemente la calidad de las aguas, aprovechando un residuo que actualmente se gestiona con aplicaciones agrícolas o que es llevado a vertedero, aumentando con ello los costes del tratamiento del agua.
"El efluente obtenido, en función del tipo de sistema empleado, además de eliminar fósforo de las
aguas residuales incluso a concentraciones muy bajas, también permite la eliminación de nitrógeno del sistema. Asimismo, al conseguir reducir la bacteria E-coli se puede hacer uso de estas aguas para riego de cultivos leñosos, viveros y cultivos industriales sin una desinfección previa", afirma Adrián.
De hecho, Adrián aboga por implantar estas tecnologías en aquellos lugares en los que ni siquiera cuentan con un sistema de depuración, ya que supone dar un paso adelante para mejorar la calidad de las aguas en España. "Los resultados alcanzados determinan que los prototipos de humedal artificial instalados en la EDAR de Quart-Benàger, han reproducido las condiciones operacionales de humedales de flujo subsuperficial vertical tanto en condiciones discontinuas como continuas y por tanto, el escalado de la columna de adsorción a planta piloto se ha realizado con éxito, confirmando los resultados obtenidos en el laboratorio. Además, han reducido la presencia de otros contaminantes como nitrógeno total, amonio o la E. coli presentes en el efluente secundario de un tratamiento de fangos activados", concluye Adrián Martínez.