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Un estudio del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) y del Observatori Rivus constata que la implementación y la mejora de los sistemas de saneamiento han favorecido al estado de la calidad de los ríos en la cuencia del Besòs en los últimos 20 años.
La implementación de la red de estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) y los avances en los procesos de tratamiento han permitido la mejora de la calidad ecológica de la cuenca del Besòs en los últimos 20 años, facilitando la expansión de especies clave, indicadores de calidad y recuperación. Así se desprende de un estudio realizado por Antoni Mas Ponce, investigador del ICTA-UAB en el marco del proyecto Observatorio Rivus, conjuntamente con investigadores del CREAF y en colaboración con el Consorci Besòs Tordera y la Fundació Rivus. El estudio, publicado en la revista Environmental Processes, evalúa los efectos de la implementación de los sistemas de saneamiento en el estado de la calidad ecológica de los sistemas fluviales de la cuenca del Besòs entre los años 2000 y 2018.
El rápido proceso de industrialización y de urbanización sucedido durante las décadas de 1960 y 1970 dio lugar a una importante alteración de la calidad del agua y de los caudales de los sistemas fluviales mediterráneos. La falta de sistemas de tratamiento en la mayoría de las ciudades de Catalunya derivó en el vertido incontrolado de aguas residuales hacia el medio, provocando numerosos episodios de contaminación. En concreto, la cuenca del Besòs fue considerada en este periodo como uno de los ríos más contaminados de Europa debido a las fuertes presiones antropogénicas.
En 1995, el gobierno catalán aprobó el Plan de Saneamiento de Catalunya con el principal objetivo de reducir y eliminar los contaminantes de la mayoría de los sistemas fluviales del país. Actualmente este Plan, del que es responsable la Agencia Catalana del Agua como ente competente en el ciclo del agua y en materia de saneamiento en Catalunya, incluye 527 EDAR. En la cuenca del Besòs hay instaladas 26 depuradoras, 13 de ellas gestionadas por el Consorcio Besòs Tordera, que dan servicio a los 2 millones de personas que habitan en la zona.
Los investigadores responsables del estudio han analizado datos relativos a la calidad biológica y hidromorfológica de áreas de cabecera y de cursos medios y bajos de los ríos de la cuenca del Besòs, empleando comunidades de algas diatomeas, los macroinvertebrados y la vegetación de ribera como bioindicadores. Los resultados obtenidos muestran una mejora general de la calidad del agua en el periodo estudiado. Además, se han analizado los datos referentes a los niveles de conductividad y concentración de amonio de efluentes de 13 depuradoras de la cuenca del Besòs en un período de 20 años. Generalmente, la variabilidad de estos parámetros fisicoquímicos afecta directamente a la biodiversidad que habita en los sistemas fluviales, especialmente a los macroinvertebrados. En el período estudiado, los niveles de estos parámetros muestran una clara tendencia a la baja, reduciéndose mucho la capacidad contaminante de la salida de las depuradoras.
La evaluación del efecto de la mejora del sistema de saneamiento sobre la calidad de los sistemas fluviales se ha realizado a partir del análisis de la interacción entre los indicadores biológicos de los sistemas fluviales y estos parámetros fisicoquímicos en los caudales de salida de las EDAR. "Hay mucha investigación publicada que demuestra la eficiencia de los sistemas de tratamiento frente al estado de calidad de los ríos, pero muy poca considerando los bioindicadores del estado de calidad de los sistemas fluviales, como plantea esta investigación", afirma Antoni Mas Ponce, autor principal del estudio.
Los investigadores del trabajo evidencian el papel positivo de la implementación de más y mejores sistemas de saneamiento en la cuenca del Besòs. "La mejora del estado de calidad de los ríos en las últimas décadas es una evidencia, pero aún queda un gran recorrido por delante que permita alcanzar el buen estado ecológico de los sistemas fluviales y hacer frente a los retos del cambio global, especialmente en el cambio climático y la expansión de especies exóticas invasoras", indica la doctora Sonia Sánchez Mateo, investigadora del ICTA-UAB, técnica en la Fundació Rivus y coordinadora del Observatorio Rivus, quien recuerda la importancia de promover programas de monitorización a medio y largo plazo.
El modelo propuesto en esta investigación puede ser una herramienta replicable y transversal en planes de gestión de otras cuencas hidrográficas mediterráneas con disponibilidad de series de datos largas y robustas de indicadores del estado de calidad.