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Una investigación becada por la Cátedra Aguas de Valencia ha desarrollado un sistema que permite analizar el transporte de contaminantes inertes en las aguas residuales y de este modo, tener el mayor conocimiento de lo que está pasando en la red, en términos hidráulicos, con relación a la ubicación de infectados en la cuenca.
La investigación es el resultado del Trabajo Final de Máster ´Análisis del transporte de un contaminante inerte procedente de las descargas de inodoros en las aguas residuales. Aplicación en la red de alcantarillado de Burjassot (Valencia)´, realizado por Tania Cajas Freire y dirigido por los investigadores del IIAMA-UPV Ignacio Andrés y Juan Marco, y por el técnico de Global Omnium Javier Ortega Sánchez.
El trabajo parte de la realidad de que las aguas residuales son el fiel reflejo de buena parte de los hábitos que una población mantiene, evidenciando si dicha población está siendo gravemente afectada por la presencia de algún virus concreto. "En el contexto de la enfermedad COVID-19 se sabe que las personas que son portadoras del SARS-CoV-2, tanto aquellas que son sintomáticas como aquellas que no lo son, excretan restos del material genético del virus a través de sus heces y orina, tal y como se ha comprobado mediante el análisis de las aguas residuales en el laboratorio", manifiesta Tania Cajas.
Por este motivo, se desarrolla una herramienta que permite mejorar la detección temprana y monitorización del virus en la población, a través de las aguas residuales procedentes de las descargas de inodoros.
En primera instancia se han obtenido un conjunto de parámetros y variables que permiten caracterizar la producción de aguas residuales. Con ello se ha calibrado y validado el modelo hidráulico de la red de alcantarillado en tiempo seco de una cuenca piloto perteneciente a la localidad de Burjassot (Valencia).
En paralelo, se ha desarrollado un modelo estocástico de descargas de inodoros, que, bajo ciertas incidencias del virus en la población, posibilita la inserción del contaminante inerte producto de las descargas de los habitantes infectados en la cuenca, siendo este contaminante inerte una primera aproximación del ARN del SARS-CoV-2.
"La sinergia de ambos modelos se ha efectuado mediante el modelo matemático de calidad de aguas. De este modo, se generan múltiples escenarios de modelización que han permitido analizar las concentraciones y flujos másicos del contaminante cuando es transportado en la red de alcantarillad", explica la estudiante becada por la Cátedra Aguas de Valencia.
Con esta metodología se ha determinado que la variabilidad espacio-temporal de las descargas efectuadas por los habitantes infectados, influye en el transporte del contaminante en la red. En este sentido, se ha podido definir el tamaño mínimo de cuenca recomendable para establecer puntos de análisis en función de parámetros hidráulicos de la misma, así como también, los horarios idóneos para el muestreo de aguas residuales, tales que permitan monitorizar la presencia del virus en la cuenca.
"Esta nueva metodología demuestra la importancia de la monitorización de las aguas residuales para evaluar la incidencia y prevalencia de un virus en la población, pero además pone de manifiesto la importancia de una sectorización adecuada en la cuenca, cuando se pretende establecer la relación entre la carga viral medida en las muestras de aguas residuales y los habitantes infectados en la cuenca", concluye Tania Cajas.