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La Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos (EMSHI) sigue dando enormes pasos para reducir la huella de carbono en el sistema de abastecimiento de agua potable, como lo demuestra con el gran proyecto de la nueva sala de bombeo, que contempla diferentes actuaciones, la última de ellas recepcionada hoy mismo, y que en su conjunto favorece evitar liberar a la atmósfera 1.125 toneladas de CO2.
Ya se ha dado por concluido en EMSHI el proyecto del nuevo bombeo de agua que conecta dos instalaciones en la potabilizadora La Presa y las sitúa a la misma cota, con la consiguiente reducción de consumo eléctrico derivada de la mayor eficiencia energética de los nuevos equipos. También se han implantado tuberías de diámetros de 1.000 a 1.400 mm para permitir la citada interconexión. El presupuesto para estos trabajos y la adecuación del entorno se eleva a 3,7 millones de euros.
Además, funciona a pleno rendimiento el conjunto de cinco bombas nuevas dentro de la sala de bombeo, al que se le unen dos bombas más, que se encuentran sumergidas y adosadas a la nueva galería levantada para salvar la diferencia de cota entre ambas instalaciones. Todo ello supone un aumento del 20% del rendimiento hidráulico o, dicho con otras palabras, la EMSHI ahora es capaz de bombear el mismo caudal de agua, pero utilizando menos energía.
"La innovación y los avances tecnológicos no chocan con la eficiencia energética, con la reducción de la huella de carbono ni con el respeto al entorno. Al revés. Solo avanzamos verdaderamente si todas las implementaciones las hacemos desde una perspectiva medioambiental", ha explicado Elisa Valía, presidenta de la EMSHI. "De hecho, la EMSHI es un claro ejemplo de todo ello, ya que todos los proyectos que se emprenden y que se llevan a cabo están orientados en esa misma dirección, que favorece el progreso real para los habitantes del área metropolitana de València y, por extensión, para el conjunto de la sociedad, al avanzar de una manera sostenible", ha añadido Valía.
Estas últimas mejoras forman parte del proyecto de gran envergadura de la nueva sala de bombas, que está en funcionamiento desde 2019, y permiten dejar de utilizar por completo la antigua sala de bombeo, cuyo edifico data de 1906. Si bien la imponente y distinguida fachada de esta infraestructura histórica del siglo XX llama la atención por su belleza, la nueva sala es visualmente atractiva -su fachada moderna evoca las ondas del agua-, pero destaca por los criterios de eficiencia con los que se ha levantado. Por citar algunos ejemplos, los tragaluces contribuyen a que entre la luz natural y presenta paneles tipo sándwich, que aportan resistencia al clima, entre otros beneficios.
"La sala de bombeo es el corazón de la planta potabilizadora, pues impulsa con fuerza el agua ya potabilizada para distribuirla a València y su área metropolitana con el fin de abastecer a 1,6 millones de habitantes. Con la optimización de la sala de bombeo en su conjunto, la EMSHI asegura el abastecimiento para el futuro de un modo respetuoso con el medio ambiente", ha concluido Elisa Valía.