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El 5G no es solo una nueva generación de comunicaciones, sino una auténtica revolución en el diseño y uso de las redes móviles. Hace unos años, las redes 4G superaron los problemas de conectividad y velocidad de generaciones anteriores (2G, 3G), y ayudaron a acelerar las capacidades de comunicación entre personas. En este camino, la tecnología 5G no es un simple paso más, sino que viene a abrir nuevas oportunidades de negocio que antes no eran posibles. Chema Nebot, director de Desarrollo de Negocio de Idrica, detalla las tendencias en 5G para este año 2022.
Hasta ahora, una misma infraestructura fija debía dar servicio a gran variedad de casos de uso, pese a contar con requisitos muy dispares. Sin embargo, la ultraflexibilidad de las redes 5G implica que estas son capaces de particionarse o configurarse de distintas maneras, adaptándose así a las necesidades de los usuarios de las infraestructuras de telecomunicaciones.
Se puede comparar esta idea con las infraestructuras de autopistas, que se caracterizan por ser rígidas. Cuando se quieren adaptarl a las diferentes condiciones de contorno (paso de una ambulancia, bloqueo o habilitación de carriles según el volumen del tráfico, etc.), un responsable externo las modifica para intentar adaptarlas a los nuevos usos, con mayor o menor éxito. Frente a esto, aplicando el concepto 5G, se tendrían infraestructuras inteligentes, capaces de monitorizar qué está ocurriendo y actuar consecuentemente con celeridad. Por ejemplo, habilitarían un nuevo carril, cederían carriles de un sentido al sentido contrario, iluminarían la vía o cambiarían a un asfalto más rugoso en caso de lluvia. De forma análoga, el 5G será capaz de -entre otras funcionalidades- crear redes corporativas virtuales dentro de la propia red, o responder a casos de uso con distintas necesidades de ancho de banda, velocidad de respuesta y número de dispositivos conectados.
Así es como el 5G permitirá construir distintos casos de uso sobre las redes. La inteligencia de la red hace que sea válido para servicios que requieren un alto ancho de banda y buena cobertura (enhanced Mobile Broadband - eMBB), baja latencia y muy alta fiabilidad (Ultra Reliable Low Latency Communications -URLLC-), así como para conectar un gran número de dispositivos de manera securizada (Massive Internet of Things -MIoT-).
Las principales potencias mundiales, como China, Estados Unidos y Corea, compiten desde el 2019 por liderar el desarrollo del 5G, y adoptan distintas estrategias para avanzar en la implementación de los casos de uso más disruptivos. Hasta ahora, los despliegues comerciales han estado basados en la versión Non Stand-Alone, más limitada en cuanto a sus beneficios. Sin embargo, el compromiso por avanzar es alto, por lo que durante el 2022 esperamos ver los primeros despliegues de Stand-Alone. Además, algunos países están ya desplegando redes privadas en entornos industriales y reservando parte del espectro para sus empresas, e incluso estamos viendo los primeros proyectos de smart factories en Europa, con procesos gestionados a través del 5G.
Tras superar la fase de pruebas piloto y los despliegues parciales actuales, la previsión es que en un par de años la cobertura 5G alcance una penetración similar a la de las actuales redes 4G. En ese momento habremos pasado al modelo comercial, y es razonable esperar que el sector del agua se sume a este cambio. Para que esto suceda, primero deben superarse algunos obstáculos, como la disponibilidad limitada de la cobertura y de un espectro radioeléctrico para la industria, la escasez global de chips o el coste elevado de los dispositivos IoT. Para el 2025 se espera alcanzar una cobertura total de 5G, gracias en parte al apoyo de los gobiernos, quienes ven a esta tecnología como un dinamizador económico capaz de crear nuevos puestos de trabajo.
La novedad que trae el 5G incluye no solo las características de la tecnología, sino también los nuevos casos de uso que hará posibles. Aunque todavía se están explorando todas sus posibilidades en distintos proyectos piloto, hay una serie de innovaciones que se deben tener en cuenta.
Una de las más importantes es la conexión de millones de dispositivos por km2, gracias a MIoT (Massive Internet of Things). El 5G viene a garantizar la coexistencia de los contadores de smart metering con la digitalización de otros dispositivos, algo clave en un mundo en el que pronto alcanzaremos los 26.000 millones de dispositivos conectados. Para que esta sensorización sea compatible con la sostenibilidad económica y medioambiental, la vida útil de los sensores debe ser ampliada. En este sentido, el 5G permite reducir el consumo de batería hasta un 50% sobre el actual.
Esta tecnología garantiza además la seguridad de la digitalización de las infraestructuras, gracias a protocolos de seguridad mejorados frente a ciberataques y a la ubicuidad de la red, es decir, una cobertura sin interrupciones. Además, las porciones de red exclusivas (network slicing) que trae el 5G son fundamentales para la gestión de infraestructuras críticas. El principal cambio es que la red se adaptará a las necesidades de la empresa, y no al revés, gracias a la definición de redes virtualmente
independientes con una calidad garantizada del servicio.
Estas porciones harán posible el control remoto en tiempo real. La operación autónoma de las plantas, y la conducción de robots y drones para inspeccionar y vigilar infraestructuras críticas, son solo algunos de los ejemplos que serán una realidad. La ultra baja latencia hará posible delegar en máquinas la inspección de zonas peligrosas o de difícil acceso, como el alcantarillado, y mejorar el mantenimiento predictivo de los activos. Así mismo, en el sector agrario se está explorando la posibilidad de utilizar tractores autónomos para la siembra y la recolección. En la misma línea de evitar desplazamientos innecesarios y de facilitar el acceso a espacios difíciles se sitúa otra de las principales aplicaciones prácticas. La asistencia remota agilizará el acceso a conocimiento especializado para mejorar la resolución de incidencias en el sector del agua.
Las gestoras de agua a nivel global están apostando por la transformación de sus procesos, como forma de alcanzar una mayor eficiencia hídrica y energética. En este camino, es vital extraer el valor de los datos obtenidos a través de la sensorización, y hacerlo de forma segura, para tomar mejores decisiones. Gracias a su baja latencia y su capacidad para conectar millones de dispositivos, el 5G se convertirá en un aliado clave para los operadores de agua. Además, en un contexto de búsqueda de una mayor transparencia, esta tecnología ayudará a liberar y democratizar el dato, haciéndolo más accesible. El ciudadano del siglo XXI no solo quiere saber cuánta agua ha consumido, sino también cuánta queda en los embalses, o la calidad del agua que se utiliza en tiempo real. El 5G puede dar respuesta a estas preguntas.
Estas demandas ciudadanas, y otras relacionadas con la sostenibilidad medioambiental, son compartidas también por la administración y están en la hoja de ruta de las gestoras. Por esta razón, el 5G, como facilitador de casos de uso innovadores, va a contar con un compromiso firme por su despliegue y adopción. Durante el año que viene, el sector del agua tiene una oportunidad única de seguir transformando la gestión del recurso más preciado gracias a las ventajas que trae el 5G. El abanico de tecnologías disponibles va a beneficiar a todas las gestoras, independientemente de su grado de digitalización.
El informe Water Technology Trends 2022 de Idrica recoge un listado exhaustivo de todas las tendencias que esperamos ver en el sector, incluyendo cómo ayudará el 5G a la gestión del ciclo integral del agua.