2 de mayo, 2022
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Si parte de la responsabilidad del sector del agua es asegurar la disponibilidad de este preciado recurso a las futuras generaciones, es imprescindible optimizar su gestión, protegiendo el medio ambiente y haciendo un mejor uso de la energía destinada a su tratamiento y suministro. Idrica expone cómo las operadoras de agua pueden mejorar su eficiencia hídrica.

El sector del agua debe aunar esfuerzos para alcanzar la eficiencia hídrica o ´conservación del agua´, un concepto que incluye tres objetivos: la sostenibilidad, la conservación de la energía y la conservación del hábitat. Para alcanzar estas metas hay que seguir avanzando hacia la transformación digital del agua y promover una nueva gestión del recurso hídrico, una meta que es compartida por la administración y que ya está en la hoja de ruta de las gestoras. Pero ¿qué papel juega la tecnología en la búsqueda de la eficiencia hídrica?


La tecnología: el camino hacia la eficiencia hídrica

Los acontecimientos vividos durante los últimos años han demostrado la importancia de una buena gestión del agua, y cómo la innovación es clave para garantizar su futuro. Además, la preocupación del ciudadano del siglo XXI por el impacto medioambiental de los procesos de del sector, fomentará la adopción de tecnologías capaces de reducir la huella hídrica, energética y de carbono.

En las infraestructuras AMI (Advanced Metering Infrastructure), por ejemplo, el contador se convierte en un sensor IoT que transmite información útil para digitalizar todos los procesos. Gracias a su elevado nivel de sensorización, AMI ayuda a optimizar la gestión del agua, a predecir la demanda con antelación y a localizar fugas. Además, la lectura en remoto permite reducir el consumo energético y el impacto medioambiental de procesos como la lectura visual de contadores.

Por su parte, a través de la visión holística que proporcionan, los gemelos digitales ofrecen a las operadoras la posibilidad de tomar decisiones considerando el impacto que estas puedan tener en los diferentes procesos. Por ejemplo, se puede reducir el coste energético determinando los horarios de bombeo óptimos considerando el precio horario de la energía. También es posible reducir el gasto energético gracias a la operación más eficiente de los activos y a la planificación del sistema, considerando aquel asociado al diseño de las nuevas infraestructuras.

Por otro lado, durante los últimos años las gestoras más digitalizadas han ido incorporando la gestión inteligente de activos a sus procesos, con el objetivo de maximizar la eficiencia hídrica. En este aspecto, la tecnología juega un papel fundamental y abre la puerta a distintos casos de uso. Por ejemplo, puede ayudar a prolongar la vida de los activos, facilitar el mantenimiento preventivo detectando los materiales más problemáticos, e incluso optimizar el consumo energético de las bombas y otros elementos operativos. En definitiva, una gestión más eficiente de los recursos es otro aspecto que trae importantes beneficios, no solo a nivel económico sino también medioambiental.

Los Sistemas de Información Geográfica (SIG) son otra herramienta imprescindible para lograr la eficiencia hídrica. La adecuada orientación geoespacial en la interpretación del dato ayuda a establecer la localización óptima de las tuberías y las conexiones entre ellas. Además, los SIG también facilitan la gestión del agua mediante la creación de tipologías, las cuales permiten tener en cuenta cómo disponer los distintos elementos hidráulicos para que cumplan las reglas topológicas.

La sostenibilidad también va a guiar la evolución de la inteligencia artificial en el sector del agua, y durante los próximos años veremos cómo las gestoras irán incorporando esta tecnología a su operación. Entre los diferentes casos de uso que podrían surgir se encuentran los sistemas de detección de patrones climáticos a largo plazo. Estos estarían orientados a mejorar la eficiencia en la gestión del agua ante episodios de sequía o inundaciones, con el objetivo de paliar los efectos del cambio climático.

El 5G es otra tecnología que se va a convertir en aliado clave para las operadoras en la búsqueda de la eficiencia hídrica, gracias a su baja latencia y su capacidad para conectar millones de dispositivos. Además, ayudará a liberar y a democratizar el dato, un hecho que va a responder a las demandas del ciudadano actual. Este, además de preocuparse por la cantidad de agua que consume, se interesa por el estado de los embalses o la calidad del agua que recibe. El 5G puede dar respuesta a estas preguntas y a otras relacionadas con la sostenibilidad medioambiental.

En definitiva, la mejora continua de la tecnología va a provocar que los suministros y consumos energéticos se optimicen cada vez más, que los procesos de detección de fugas sean más precisos, y que los costes de mantenimiento se reduzcan. Gracias a estos avances, se lograrán reducir además las emisiones totales de CO2, alcanzando así una gestión más inteligente del ciclo integral del agua e impulsando la eficiencia hídrica.

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