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La Universidad de Murcia (UMU) ha participado en el recientemente finalizado proyecto Biofungus, que ha permitido el diseño y optimización de un proceso de depuración biológico de aguas residuales mediante la aplicación de hongos oleaginosos, como alternativa a los procesos tradicionales basados en bacterias aerobias que suelen aplicarse en las estaciones depuradoras de aguas. El objetivo final de esta propuesta era conseguir efluentes tratados que cumpliesen los requerimientos normativos para poder ser usados como agua de riego y para su vertido a cauces públicos.
En el proyecto Biofungus, liderado por la Empresa Municipal de Aguas y Saneamiento de Murcia (Emuasa) y con la participación del Centro Tecnológico de la Energía y el Medio Ambiente (Cetenma), los profesores de la UMU Victoriano Garre Mula y Sergio López García, del Grupo de Investigación Genómica y Biotecnología Molecular de Hongos, han sido los responsables de llevar a cabo la obtención y selección en laboratorio de las estirpes de hongo, en concreto de la familia Mucor lusitanicus, que mostrasen un mejor rendimiento de asimilación de los diferentes nutrientes y contaminantes del agua, validando posteriormente su eficacia en una planta piloto construida en las instalaciones de Emuasa.
Ha sido también objeto del trabajo de la UMU optimizar las condiciones del cultivo del hongo para maximizar su producción, prolongar la vida media de los cultivos y optimizar las cantidades dosificadas para asegurar los rendimientos de depuración del agua residual.
La planta piloto desarrollada se compone de un biorreactor, una especie de tanque, donde se hacen crecer los hongos y por el que se hace pasar el agua residual, la cual permanece en contacto con el hongo el tiempo de retención necesario para eliminar los nutrientes presentes en el agua, conformados estos tanto por materia orgánica como inorgánica y entre los que destaca el amonio como uno de los principales contaminantes a eliminar. El agua clarificada pasa entonces a otro biorreactor, denominado anaeróbico, y se dosifica una segunda estirpe del hongo, ésta especializada en la eliminación de los nitratos que no han podido ser eliminados en la fase anterior, llegando el sistema a eliminarlos en un 100% a las pocas horas de la inoculación.
En estas etapas se generan lodos, un residuo sólido que debe ser gestionado por las depuradoras. Sin embargo, el tratamiento con hongos, respecto a otros tratamientos biológicos habituales, ha conseguido generar menos fangos, y, por tanto, un menor coste asociado a su manejo. Además, los lodos obtenidos son ricos en biomasa fúngica con gran concentración de ácidos grasos, lo que acrecenta las posibilidades de poder ser recuperados y aprovechados, por ejemplo, para generación de biogás mediante su digestión anaerobia.
Otra ventaja del uso del hongo Mucor es su resistencia a los denominados contaminantes emergentes, tales como, fármacos, pesticidas, herbicidas y hormonas, que se encuentran en concentraciones representativas en el agua residual y que suelen ser muy complicados de eliminar mediante los procedimientos biológicos tradicionales, los cuales además disminuyen su eficiencia en presencia de contaminantes como los antibióticos. Sin embargo, el empleo de hongos ha mostrado su capacidad de reducir en una gran proporción estos contaminantes emergentes, en algunos casos en porcentajes cercanos al 100%.
En definitiva, en el transcurso del proyecto Biofungus se ha comprobado que el hongo Mucor lusitanius tiene la capacidad de consumir materia orgánica del agua residual con rendimientos de eliminación superiores al 90% y rendimientos de eliminación de amonio y nitrato del 100%. Se ha demostrado su crecimiento satisfactorio en aguas residuales de diferente procedencia y la capacidad de valorizar los residuos sólidos generados.