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Investigadores del Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Universitat Politècnica de València (IIAMA-UPV), junto a las empresas Global Omnium-Aguas de Valencia y Kenso Solutions, están desarrollando el proyecto Sàpides sobre predicción de compuestos sápidos en el agua prepotable para la mejora de su gestión y adaptación al cambio climático. Esta investigación busca identificar las repercusiones que tendrá el cambio climático y evaluar estrategias de adaptación para la eliminación de compuestos sápidos en las estaciones de tratamiento de agua potable (ETAP), con el fin de anticiparse a los cambios previstos y proponer mejoras en los métodos y técnicas en el tratamiento del agua que abastece a la ciudad de València.
El estudio, liderado por el IIAMA y cofinanciado por la Agència Valenciana de la Innovació (AVI) y por la Unión Europea a través del Programa Operativo del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) de la Comunitat Valenciana 2014-2020, busca dar respuestas sobre el origen y las circunstancias que favorecen la aparición de compuestos orgánicos como la geosmina y el 2 Metilisoborneol. “El agua para el consumo humano normalmente contiene minerales y sustancias orgánicas en disolución que le pueden aportar sabores y olores, más o menos detectables, según la concentración de los compuestos y de los nutrientes”, señalan los investigadores del IIAMA.
Sin embargo, diferentes estudios científicos vaticinan que el cambio climático provocará un aumento en los episodios de proliferación de estos compuestos en el agua de captación y, “aunque las ETAP tienen protocolos definidos, es necesario mejorar su detección y eliminación”, afirman los socios del proyecto. Por este motivo, se ha desarrollado un sistema de alerta temprana que permite a las potabilizadoras que captan agua del Canal Júcar-Túria automatizar la respuesta ante su aparición y, de este modo, disminuir la incidencia de esta problemática.
Los socios del proyecto han llevado a cabo extensas y exhaustivas campañas de campo en el embalse de Tous y en el canal Júcar-Turia, donde se han recogido muestras de agua, suelos y sedimentos para realizar los análisis físicos, químicos y biológicos que pudieran dar la respuesta al origen y a la proliferación de geosmina y 2 Metilisoborneol. “Mediante análisis de laboratorio, tratamientos estadísticos, modelos de predicción e hidrometeorológicos desarrollados y el análisis metagenómico del microbioma bacteriano hemos determinado los principales microorganismos productores de compuestos sápidos, como son las cianobacterias y los actinomicetos. Asimismo, hemos establecido las relaciones existentes con algunos nutrientes como el nitrato, fosfato y amonio, así como con otras variables como la capacidad del embalse y la temperatura del agua”, explican desde el IIAMA.
Además, también se ha instalado una red de sensores fijos en diversos puntos del embalse de Tous y del canal Júcar-Turia que permiten un seguimiento constante, recopilando datos e información de forma continua. “La presencia de geosmina y 2 Metilisoborneol en las cuencas de captación es intermitente en el tiempo y variable en su concentración. Por ello, el proyecto Sàpìdes ha buscado, mediante el análisis de variables medioambientales, crear un sistema de alerta temprana que permita a las potabilizadoras que captan agua del Canal Júcar-Túria automatizar la respuesta ante su aparición”, ponen en valor los socios participantes.
El proyecto Sàpides, que finaliza el próximo el 31 de agosto tras dos años y medio de trabajo, aborda en su última etapa el diseño de estrategias, bajo diferentes escenarios de cambio climático, que mejoren los métodos y técnicas en la detección y eliminación de los compuestos que dan sabor y olor al agua.