Empresas Premium
Moira Capital, firma de inversión de capital privado, y la gestora vasca Inbergune han adquirido el 30% de Cimico, compañía especializada en la innovación en soluciones biotecnológicas para el tratamiento biológico de aguas residuales, tanto para entornos urbanos como industriales. La operación se llevará a cabo mediante una ampliación de capital de 7 millones de euros que se dedicará íntegramente al plan de negocio.
El plan de negocio de Cimico, nacional e internacional, incluye una fuerte y continua inversión en I+D+i para continuar a la vanguardia en el desarrollo de nuevas soluciones biotecnológicas, a lo que se suma la financiación para el escalado industrial en aguas residuales reales de 5 nuevas tecnologías desarrolladas por Cimico. Además, está previsto dar un impulso a la estructura comercial nacional e internacional y, por último, la incorporación de profesionales clave para fortalecer y completar al actual equipo.
Fundada en 2019 por Luis Larrea Urcola, científico con más de 40 años de experiencia en el campo de las biotecnologías aplicadas al tratamiento biológico de aguas residuales y eliminación de nutrientes, Cimico es capaz de diseñar a medida la solución que mejor se adapta a las necesidades específicas de cada cliente y depuradora, ofreciendo diversas tecnologías propietarias y un servicio técnico biológico completo. En la actualidad, Cimico está liderada por Inés Larrea, CEO de la compañía, y cuenta tanto con clientes públicos como Emasesa, como privados, entre los que figuran Facsa, empresa de gestión del agua con 260 estaciones depuradoras y presencia en 13 comunidades autónomas; Papresa, fabricante de papel del País Vasco; o Aquatech, referente en sistemas de purificación de agua y tratamiento de aguas residuales para la industria.
Con el objetivo de ofrecer el mejor servicio a sus clientes, Cimico ha creado Filmath, su propio sistema de simulación, único en el mundo y específico y validado para tecnologías con biopelícula, que permite simular la operativa real de una estación depuradora de aguas residuales (EDAR) y optimizar así su dimensionamiento, garantizando el cumplimiento de cualquier requerimiento, además de sustanciales ahorros. Cimico aspira a convertirse en una referencia en la transformación digital de las EDAR, en la que está inmersa el sector, gracias a su experiencia en torno a los controles automáticos del tratamiento biológico. Para ello, está desarrollando soluciones digitales basadas en big data e inteligencia artificial, que permitan a las EDAR operar de forma predictiva (feedforward controls). Con estos objetivos, se encuentra ya trabajando en el primer gemelo digital de una EDAR completa en España.
Para Javier Loizaga, presidente de Moira Capital, “creemos firmemente que CIMICO representa una oportunidad de inversión única, en el atractivo sector del tratamiento de aguas residuales, gracias a un altísimo know-how técnico y el desarrollo de tecnologías disruptivas propias absolutamente diferenciales, operando en un mercado global en pleno crecimiento y transformación”.
El continuo crecimiento de la población y la urbanización, la rápida industrialización y la producción de alimentos ejercen una gran presión sobre los recursos hídricos, a lo que se une el creciente vertido de aguas contaminadas, una amenaza mundial para la salud. El tratamiento de las aguas residuales es un paso esencial en el ciclo urbano del agua para garantizar su reutilización y su vertido seguro al medio ambiente. Numerosos estudios apuntan ya a que la demanda de agua no podrá́ satisfacerse sin un gran esfuerzo de inversión e innovación para aumentar la capacidad actual de tratamiento de aguas residuales.
“Nuestro objetivo es mantenernos a la vanguardia en el desarrollo de nuevas soluciones biotecnológicas encaminadas a convertir a las EDAR en centros productivos de energía y de valorización de residuos, energéticamente neutras y permitiendo a su vez la reutilización del agua y la producción de materias primas, convirtiendo las EDAR en ecofactorías”, señala Luis Larrea, fundador de Cimico.
A esto se unen además las regulaciones cada vez más estrictas sobre el tratamiento obligatorio de las aguas residuales. En Europa, por ejemplo, la Directiva de 1991 vigente actualmente está desfasada y será sustituida por la nueva Directiva 91/271/CEE publicada en octubre de 2022 que se encuentra en proceso de validación y supondrá un endurecimiento muy sustancial de los requerimientos de depuración en cuanto a nuevos requisitos, microcontaminantes, expansión a poblaciones más pequeñas, neutralidad energética y economía circular. Como consecuencia de todo esto, van a tener que actualizarse infinidad de instalaciones que la nueva directiva convertirá en obsoletas, además de afrontar un cambio de paradigma que requiere nuevas soluciones biotecnológicas más eficientes en cuanto al consumo de opex y capex, y que permitan la sostenibilidad energética de las plantas, la valorización de residuos y la reutilización del agua.
Para Xabier Urtizberea, de Inbergune, “el sector de tratamiento de aguas residuales está experimentando cambios trascendentales, entre los que cabe destacar el cambio regulatorio de la Nueva Directiva 91/271/CEE que supondrá un incremento sobresaliente de la inversión en el sector a través de remodelaciones y ampliaciones de las instalaciones actuales”.