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Un consorcio en el que participan los departamentos de Calidad del Aire y de I+D+i del Grupo DAM, junto a al Catalan Water Partnership (CWP), que actúa como líder, Sorigué (ACSA Obras e Infraestructuras), BGeo Open GIS, Aeris Tecnologías Ambientales y Spin, desarrolla el proyecto AtmosphAIr 2.0, que investiga el potencial de la inteligencia artificial para el control de emisiones en las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR).
El potencial de las herramientas de inteligencia artificial en el sector del agua es enorme, por lo que hay que continuar investigando para implementar soluciones tecnológicas en ámbitos relacionados con la calidad del aire y detección de emisiones odoríferas en las plantas de tratamiento de aguas residuales.
Bajo esta premisa se desarrolla el proyecto AtmosphAIr 2.0.
El proyecto, cofinanciado por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo (Mincotur) en la convocatoria de AEIs del 2023 en el marco de las ayudas Next Generation y el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, supone la continuación del proyecto atmosphAIr 1.0, finalizado el pasado mes de abril, y cuenta con una duración de 12 meses.
Durante este periodo, se emplearán herramientas de inteligencia artificial (IA) con el objetivo de mejorar la predicción de la generación y emisión de contaminantes atmosféricos, como los gases odoríferos y gases de efecto invernadero, en las redes de saneamiento y plantas depuradoras de aguas residuales. Además, se llevará a cabo un estudio para evaluar el potencial impacto en el entorno a través de herramientas avanzadas de modelado de dispersión de emisiones. Esto permitirá conocer las variables meteorológicas más significativas, las cuáles serán integradas en la futura plataforma digital como componentes clave de los indicadores de alertas tempranas.
“En AtmosphAIr 2.0 ampliaremos la información y conocimiento para distintas condiciones de operación con el objetivo de desarrollar una futura plataforma digital resiliente que se testeará en las EDAR de Torredembarra y Montornés, casos de estudio del proyecto”, explican los socios del proyecto. De hecho, se pretende no solo poder establecer los puntos de las EDAR y colectores donde se generan estos gases, sino poder predecir su formación mediante herramientas digitales. “El objetivo final es diseñar estrategias de minimización y llevar a cabo actuaciones en las plantas de saneamiento que reduzcan estas emisiones y convierten los efluentes, considerados como residuos, en materias primas del propio proceso de tratamiento de olores siguiendo un modelo de economía circular”, indican desde la investigación.
El proyecto representará un impacto positivo, tanto a nivel económico como medioambiental, aportando valor a la cadena de valor del sector del agua, ya que persigue obtener más conocimiento en el origen y generación de estos contaminantes odoríferos, como en los procesos involucrados en el saneamiento de aguas residuales. “El óxido nitroso (N2O) puede representar hasta un 80% de la huella de carbono de una EDAR. Además, el consumo energético de los procesos implicados en la gestión de gases odoríferos puede llegar a suponer en plantas de gran tamaño, hasta un 15-20% del consumo de una EDAR”, afirman desde el consorcio.
Por todo ello, los socios resaltan que el proyecto ayudará a contribuir a la mitigación del cambio climático, avanzar en la transición hacia una economía circular y mejorar la prevención y control de la contaminación. “El objetivo final es reducir sus emisiones y contribuir a mejorar la calidad del aire, evitando efectos adversos en la salud y bienestar no solo de los trabajadores y población en general, sino también en el medio ambiente”, concluyen los socios.