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La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) y la Universitat de València (UV) trabajan desde hace unos meses en la elaboración de un estudio para el seguimiento de la calidad de aguas en embalses, lagos y otras masas de agua de la Demarcación Hidrográfica del Júcar a partir de sensores remotos de observación de la Tierra. Se trata de un convenio de colaboración por el que ambas entidades aúnan esfuerzos con el objetivo de mejorar el conocimiento de las masas de agua superficial y construir un banco de datos históricos muy útil en el futuro.
El convenio, firmado en noviembre del pasado año 2023 y con una vigencia de 3 años, cuenta con un presupuesto de 150.000 euros, financiados íntegramente por el organismo de cuencia. Permitirá aumentar y mejorar el análisis y conocimiento de los 29 embalses principales y cinco lagos (l’Albufera de València, Laguna del Marquesado, Marjal de Pego-Oliva, Ojos de Villaverde y Prat de Cabanes) del ámbito de la demarcación. Con ayuda de sensores remotos, como los ubicados en los satélites de monitorización de la Tierra Sentinel-2 y Sentinel-3, y gracias a la experiencia del grupo de investigadores de Limnología de la Universitat de València, se podrán obtener, casi en tiempo real, mapas temáticos de calidad de las aguas en embalses y lagos que servirán como referencia para la toma de decisiones en situaciones de emergencia o para la gestión desde el punto de vista de la calidad del agua.
La jefa de Servicio en el Área de Calidad de las Aguas, Concha Durán, es la coordinadora de este proyecto y destaca las ventajas que puede aportar este convenio: “El objetivo es mejorar y agilizar la evaluación del estado de la calidad del agua de lagos y embalses. La herramienta de la teledetección es mucho más rápida que el procedimiento convencional de muestreo y su posterior análisis, que se puede prolongar durante varias semanas, aunque es importante señalar que el procedimiento de calibración necesita de dichos muestreos y análisis”.
Las imágenes captadas a través de los satélites que orbitan la Tierra permiten obtener información con una periodicidad de cinco días, que puede llegar a ofrecer parámetros tan interesantes como la temperatura o la clorofila presente en las masas de agua analizadas. Los investigadores se encargarán de recopilar las imágenes y de contrastar los datos con los obtenidos durante los muestreos de campo. Después, elaborarán una serie de algoritmos que permitirán mejorar el conocimiento sobre las masas de agua de la demarcación. “Hablamos de un proyecto que engloba diferentes disciplinas como la física, las matemáticas, la geomorfología, la ecología o la limnología, así como el trabajo de campo, que permitirá verificar si los datos obtenidos de manera digital se corresponden con la realidad”, comenta Concha Durán.
Por el momento, el proyecto se encuentra en una fase inicial y los trabajos que se han realizado son puramente teóricos para concretar las tareas principales y configurar los principales grupos de trabajo. También se han recopilado algunos de los datos de muestreos con los que ya cuentan ambas entidades y el objetivo es el que tanto la investigación como el análisis de los datos comience a lo largo de las próximas semanas.