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El alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna, junto a la primera teniente de alcalde, Carmen Yáñez, la delegada de Urbanismo, Silvia Fernández, y el delegado del Gobierno en Extremadura, José Luís Quintana, han inaugurado, acompañados por Matias Loarces, director de Zona en Aqualia, y Jesús Rodríguez Sevilla, delegado de Aqualia en Extremadura, una de las biofactorías más grandes de Europa construida en la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de Mérida.
Esta actuación se engloba dentro del proyecto europeo de I+D H2020 Sabana, que lidera Aqualia. Ha contado con una inversión de 11 millones de euros procedentes de fondos europeos y 1,5 millones aportados por Aqualia, empresa concesionaria del Servicio Municipal de Aguas en la capital extremeña. En la presentación, Matías Loarces ha explicado que la EDAR de Mérida cuenta con uno de los mayores reactores de Europa, un aspecto “que consideramos muy interesante para su aplicación y extrapolación a pequeños municipios”. Además, ha aprovechado para destacar la apuesta de Aqualia por Extremadura, en la que “trabajamos en más de 100 de ayuntamientos y en los que siempre buscamos algo que aportar, y esa apuesta por el territorio y por el desarrollo global aplicado a nivel local, es la que nos diferencia”. También ha indicado que esta iniciativa de Mérida “supone un claro ejemplo de los beneficios de la colaboración pública-privada a la hora de ofrecer soluciones en el tratamiento de aguas residuales y en el desarrollo sostenible de los municipios”.
Por su parte, el alcalde ha querido destacar durante su intervención que “esta planta, una de las más grande del mundo, viene alineada con los objetivos del Gobierno de España, y con los ODS, en cuanto a la sostenibilidad, a las políticas de depuración de aguas y a las medidas que se tienen que implementar para hacer más eficientes, menos costosos y más naturales todos estos tratamientos”.
Este proyecto de I+D con Aqualia al frente, tiene la colaboración deotras 11 entidades de 5 países de Europa (España, Italia, Alemania, Hungría y República Checa). Su principal objetivo es estudiar la viabilidad de cultivar microalgas utilizando los nutrientes presentes en las aguas residuales. En este sentido, H2020 Sabana convierte a la EDAR de Mérida en una biofactoría a escala real, y la presenta como un claro ejemplo de economía circular aplicado a escala industrial. Se ha construido un área de tratamiento de cerca de 20.000 m2, donde se han instalado los denominados raceway (un carrusel de agua abierto con poca profundidad donde se cultivan las microalgas) y que dotan una capacidad de tratamiento de alrededor de 2 millones de litros de aguas residuales al día, y una producción de biomasa de alto valor cercana a las 200 toneladas anuales.
Arbib Zouhayr, responsable de Sostenibilidad en I+D en Aqualia y responsable del Proyecto H2020 Sabana, ha destacado “que esta nueva biofactoría representa un cambio de paradigma en la forma en que percibimos las aguas residuales y las plantas de tratamiento. En SABANA, el agua residual deja de ser un desperdicio para convertirse en materia prima, generando subproductos de gran valor (como los biofertilizantes)”. Este proyecto pone de manifiesto la capacidad de Aqualia para desarrollar tecnologías y proyectos de I+D a escala internacional, pero aplicarlos e implantarlos localmente, en beneficio de los municipios más pequeños.