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Aqualia, la compañía que gestiona el ciclo integral del agua en Lleida, ha logrado un hito a nivel nacional: es el primer servicio de agua que certifica su huella de carbono 0 en España. La compañía ha conseguido reducir en un 100% sus emisiones asociadas a la generación de electricidad desde 2020, siendo la gestión ambiental de la depuradora la que aporta la mayor parte de ajuste de carbono del ciclo integral del agua.
A medida que la Tierra se calienta, los fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones, sequías y olas de calor, son cada vez más frecuentes. Los gases de efecto invernadero (GEI) se acumulan y absorben la radiación infrarroja del Sol, aumentando y reteniendo el calor en la atmósfera, dando lugar al efecto invernadero. Aunque parte de estos gases tienen un origen natural, el problema surge cuando aumenta su concentración debido a las actividades humanas (uso de combustibles fósiles, demanda energética, producción ganadera y agrícola intensiva, industria, transporte…), generando un incremento de la temperatura global superior a la media. A través del Acuerdo de París, el tratado internacional sobre el cambio climático adoptado en 2015, la Unión Europea se comprometió a alcanzar la neutralidad de carbono para 2050, con un objetivo intermedio de reducir las emisiones en, al menos, un 55% para 2030 respecto a los niveles de 1990.
En este contexto, Aqualia, que opera desde la captación de agua, abastecimiento y alcantarillado hasta su llegada a la depuradora de Lleida, donde el agua es tratada y devuelta al Río Segre, ha puesto en marcha en los últimos años varias iniciativas que han permitido que la Asociación Española de Normalización y Certificación AENOR) certifique su neutralidad en carbono, como la implantación de energía fotovoltaica, la producción de biogás y medidas para potenciar la eficiencia energética.
Uno de los éxitos del Servicio de Agua en Lleida es que se han reducido en un 100% las emisiones indirectas de GEI, gracias a los planes de eficiencia energética y de reducción de emisiones implantados por Aqualia. Gracias a ello, se han reducido las emisiones totales en un 24,28% desde 2020, pasando de 2.359,60 toneladas de CO2 equivalente a 1.786,70, similar a lo que emiten unos 112 vehículos durante todo un año.
Por otra parte, las emisiones indirectas procedentes de la energía comprada o adquirida, supusieron un 0% del total de la huella de 2023. Esto significa que la energía consumida provino de fuentes renovables certificadas, asegurando el apoyo a la producción de energía sostenible y evitando emisiones derivadas de la quema de biogás para la producción.
“En total, gracias la compra de energía eléctrica 100% de origen renovable y el aumento de la producción fotovoltaica para autoconsumo, el servicio de Lleida evitó la emisión de 1.066,8 toneladas de CO2 a la atmósfera en 2023. Una apuesta que continúa”, ha explicado el responsable de Catalunya Centro, Jaume Giribet.
Dado que todavía no es posible reducir completamente las emisiones a corto plazo, Aqualia ha conseguido la neutralidad de carbono compensándolas a través de tres proyectos: el Proyecto Pacajai REDD+, que tiene como objetivo prevenir la deforestación en los bosques nativos del estado de Pará, en Brasil, el proyecto "Reforestación Bosquia Forcarei", que tiene como objetivo la plantación de 6,76 hectáreas de pino en Pardesoa, Forcarei (Pontevedra) y distintas iniciativas de la Oficina Catalana de Cambio Climático, incluyendo el proyecto del Banco de Alimentos de Lleida.
El director de Zona II de Aqualia, Juan Luis Castillo, ha recordado que “en 2014 el servicio de aguas de Lleida fue el primero de España que calculó y verificó la huella de carbono, es decir, las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, en un servicio integral de gestión de agua. Esta iniciativa ya supuso un ejercicio de transparencia y un paso adelante en la apuesta de Aqualia por una gestión eficiente y sostenible. Diez años más tarde hemos llegado a cero emisiones y seguimos implantado tecnología y conocimiento en todas las fases del ciclo del agua para seguir avanzando en este sentido.”
Gran parte de la disminución de la huella de carbono del ciclo integral del agua de Lleida proviene de la EDAR, que durante los últimos años está en pleno proceso de transformación digital y afronta su conversión en biofactoría, integrando tecnologías y procesos que permitan reducir el consumo energético y valorizar los recursos generados en el proceso de depuración. "Un proceso de transformación de largo camino, iniciado en el año 2015, y que ha implicado un esfuerzo sostenido de innovación tecnológica, con criterios de sostenibilidad y eficiencia energética, motivada por la necesidad de cumplir con normativas ambientales más estrictas, reducir costes operativos, aumentar la eficiencia del tratamiento y disminuir el consumo energético y la huella de carbono", ha explicado Marc Vallespí, responsable de Aqualia en Lleida.
Las diferentes estrategias utilizadas, basadas en el uso de tecnologías de inteligencia artificial para el análisis de los datos y el control de proceso y la creación de sensores virtuales, han permitido reducir el consumo energético el consumo de reactivos, aumentar la autosuficiencia energética y reducir la producción de fangos. La digestión anaerobia de los fangos genera biogás, que se limpia y se convierte en biometano. Actualmente, el Servicio de Aguas de Lleida cuenta con 8 vehículos GNC alimentados con el biometano producido en la EDAR, lo que permite recorrer más de 100.000 km/año. Gracias a ello, se ha evitado la emisión de más de 73.000 kg de CO₂eq. en los últimos 5 años. También se utiliza agua regenerada de la depuradora para servicios municipales como la limpieza y el riego. En concreto, 5.223 m3 aprovechados en 2024. Y la instalación de paneles solares fotovoltaicos contribuye a la reducción del consumo energético de la planta. En 2024 se produjeron 521.630 kWh, el 11% del consumo eléctrico anual.
Marc Vallespí también ha explicado que "la transformación de la EDAR de Lleida hacia una biofactoría es un ejemplo de cómo la innovación tecnológica y la sostenibilidad pueden ir de la mano para crear soluciones eficientes y respetuosas con el medio ambiente. Los logros alcanzados hasta ahora son sólo el comienzo, y las posibilidades para avanzar en esta línea son infinitas".